Alejandro Martino

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Sol de patio

Canción porteña
Música de Edgardo Acuña
Letra de Alejandro Martino


Sol de Patio

Un avioncito
de madera balsa
planeando en el potrero.
Un gran biplano,
que la mano no alcanza,
antiguo y pasajero.

Por el cordón
sin pisar la vereda
batíamos la marca.
Y en la cupé,
ese bote con ruedas,
surcábamos la pampa.

En rulemanes
y cajones viejos
jugábamos carreras.
Y banderines
que enarbola el viento
atamos en la antena.
                                              
Con el tucán,
bandera palestina,
el álbum está lleno.
En un piolín,
papel y caña fina,
subimos hasta el cielo.

Es mi niñez
y el sol de patio
entibiando el corazón

de mi abuelo
que maduró con la mirada puesta en mí,
igual que yo con él.

En la niñez
un sol de patio
se ocultó en mi corazón
y hoy amanece
cuando perdido en esta noche de ciudad
me viene a rescatar.

Y la amistad,
ese triunfo del alma,
brotaba de nosotros
en manantial,
ríos, mares en calma,
tan fuerte como potros.

Es mi niñez
y el sol de patio
entibiando el corazón
de mi abuelo
que maduró con la mirada puesta en mí,
igual que yo con él.

En la niñez
un sol de patio
se ocultó en mi corazón
y hoy amanece
cuando perdido en esta noche de ciudad
me viene a rescatar.
Nos vuelve a iluminar.

 


Junto a Patricia Barone y Edgardo Acuña.
Festival de poetas contemporáneos del tango.
Academia Nacional del Tango, julio 2013.
Sol de patio
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Estación Retiro

Canción criolla
Música de Edgardo Acuña
Letra de Alejandro Martino


Estación Retiro

Él usa anteojos de mirar cansado
y unos botines de patear la calle,
un paragüitas con aujeros negros
y una aceituna para todo el viaje.
                                           
Llegó de joven, su esperanza niña,
buscando el puerto en el Estrella, nave,
con su Pomán como el mejor abrigo
y una aceituna para todo el viaje.

Provincianito
todo es peligro
todo es futuro,
mundo a tus pies.
Catamarqueño
flor de la sierra,
hijo del pueblo,
nueces y miel.

Hacia tu olivo
tornan las aves
a darnos aire
cuando no estés.
Catamarqueño,
flor de nosotros,
a los porteños
llevales miel.

El tren entraba en la estación Retiro,
se desvivía porque lo esperara.
Ella no quiso completar la historia,
no fue a Retiro y se mudó de casa.

Pateó las calles con la muerte al cuello,
la negra lluvia agujereó sus alas.
Un corazón y un cerebrito tiernos
fueron sumidos en temblor que raya.

Provincianito,
ya no hay peligro,
ya no hay futuro,
sólo habrá pies.
Catamarqueño,
clown de la calle,
hijo de nadie,
tizna su piel.

Hacia tu olivo
tornan los cuervos
a darnos miedo
cuando no estés.
Catamarqueño,
cuál de nosotros
o cuál porteño
te hará algún bien.

Clown de la calle.

 


Junto a Patricia Barone y Edgardo Acuña.
Festival de poetas contemporáneos del tango.
Academia Nacional del Tango, julio 2013.

 
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Tango de cuna

Tango
Letra de Alejandro Martino


Tango de cuna

 

A María Cristina Laurenz y a Pedro Laurenz
(que de ellos se trata)

Regreso temprano y aun sin abrir
me llega el sonido con el que nací.
La sala en penumbras, el viejo sillón,
la casa en silencio, solos vos y yo.

Traspongo la puerta, no enciendo la luz,
me siento en la alfombra que un día fue azul.
Apenas me viste. Yo te sonreí.
Seguiste tocando ¿por vos o por mí?

Siempre lo supiste
no hay otro confín,
infiernos y cielos
son cosas de aquí.

Siempre lo supiste
y bien desde acá
me diste tu cielo
y un dios musical.

Regreso temprano y aun sin abrir
me llega el sonido con el que nací.
La sala en penumbras, el viejo sillón,
la casa en silencio, solos vos y yo.

Te envuelve el sonido que siempre te oí,
las voces que el fueye cantó para mí.
Sonidos de cuna, querido varón,
que ahora de viejo te mecen a vos.

Siempre lo supiste
no hay otro confín,
infiernos y cielos
son cosas de aquí.

Antes que te vayas,
querido varón,
vengo a agradecerte
con esta canción.


Junto a Patricia Barone y Edgardo Acuña.
Festival de poetas contemporáneos del tango.
Academia Nacional del Tango, julio 2013.

 

 
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El engreído

Letra de Alejandro Martino


El engreído

Yo soy quien pinta las uvas
y las vuelve a despintar,
al cielo le doy su forma
subiendo espuma del mar.

Las hojas, poquito a poco,
yo las hago despuntar
como pámpanos de fuego
atizados con azahar.

Me llaman el engreído,
yo dejo que hablen nomás,
soy un hombre satisfecho,
mi mundo tan mal no está.

Perfumo el verde de oliva,
al rojo lo hago reinar
cuando oculto al Sol del cielo
tras la morada del mar.

A las aves les señalo
con qué cosas anidar
para que tengan abrigo
los hijos que nos darán.

Me llaman el engreído,
yo dejo que hablen nomás,
soy un hombre satisfecho,
mi mundo tan mal no está.

Al agua de los cristales,
la nieve del vendaval,
al viento desenfrenado,
soy quien los hace menguar.

Y la luz de cada día,
lo sabio del animal,
la tibieza de las manos,
son mi manera de hablar.

Me llaman el engreído,
yo dejo que hablen nomás,
soy un hombre satisfecho,
mi mundo tan mal no está.


Junto a Leonardo Andersen (guitarra) en
Segundo tiempo, espectáculo de
Jacqueline Sigaut y Hugo Araujo. Septiembre 2013.

 

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Tigres del alba

Milonga
Letra de Alejandro Martino,
variación 25 (Canora) de Veinticinco
variaciones sobre un tema de Jorge Luis Borges.


Tigres del alba

Overos de camalotes,
los rayados de Bengala,
los que dibujan los niños,
los del zoo en la mañana.
Somos el aura del mundo
somos los tigres del alba.

Los de Siberia y Sumatra,
los pardos de tierras pardas,
los que veneran los hombres
y que la mano no alcanza.
Somos la vida del mundo
somos los tigres del alba.

Pensados por los pintores,
pispeados por las persianas,
bramantes entre barrotes,
furtivos en la montaña.
Somos la forma del mundo
somos los tigres del alba.

 

Esos santos, esos nobles,
esos niños. Esa calma,
esas joyas, monumentos,
intangible luz y savia.
Somos la imagen del mundo
somos los tigres del alba.

Visitantes de los sueños
que nos rugen y se apartan
que anhelamos y tememos,
necesarios como el agua.
Somos la fuerza del mundo
somos los tigres del alba.


Junto a Patricia Barone y Edgardo Acuña.
Festival de poetas contemporáneos del tango.
Academia Nacional del Tango, julio 2013.

 

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Dos canciones de Gricel, un amor en tiempo de tango,
                                                     la película de Jorge Leandro Colás

Gricel

Ficha técnica

Guión y dirección: Jorge Leandro Colás
Producción Ejecutiva: Marcelo Céspedes
Directora de Producción: Carolina M. Fernández
Jefa de Producción: Paola Pernicone
Directora de Investigación: Cristina Marrón Mantiñán
Dirección de Fotografía: Leonel Pazos Scioli
Dirección de Arte: Santiago Ligier
Música: Julián Larralde
Letras: Alejandro Martino
Montaje: José del Peón
Asistente de Montaje: Salvador Savaresse
Sonido Directo: Pablo Demarco
Postproducción de Sonido: Lucas Meyer
Producida por: MC Producciones SRL
Encargada de Distribución y Ventas: Michelle Jacques Toriglia
Estreno: jueves 29 de noviembre de 2012
Duración: 67 minutos



Escena 43

Música de Julián Larralde
Letra de Alejandro Martino


Gricel - Escena 43

La bruma del río
se abisma conmigo.
En aguas de frío
declino, derivo,
me voy.

Las brujas del tiempo
emparchan el cielo
con tules de duelo.
Me asuelo, me anego,
me voy.

 

¿Cuánto dura el amor,
presa de olvido?
¿Cuánto?
¿Cuánto dura mi amor?

Casi una vida, amor,
estuvo vivo.
¡Voy hacia vos!

 

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Escena final

Música de Julián Larralde
Letra de Alejandro Martino


Gricel - Escena final

El gris, Gricel,
no significa pena.
El gris, Gricel,
son tus ojitos en mí.

Mi piel, Gricel,
en valles de tus sierras.
Tu piel, Gricel,
como arroyos de jazmín.

Tus alas, Susana,
avientan mis premuras.
Susana, tus alas,
puente entre orillas de mí.

Azul, Gricel,
tu vida en la distancia.
Mi vida vivida
sin alcanzarla a vivir.

 

El gris, Gricel,
no significa pena.
El gris, Gricel,
son tus ojitos en mí.

Las alas y el puente,
azules de distancia,
se abisman, se abisman,
lejos, muy lejos de mí.

Mil leguas nos separan…
y los puentes derramados…
Acaso pueda obviarlos.
¡Quiero ser parte de ti!

 

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Bravía

 

Carta a Lucía

Vals
Música de Alejandro Martino y Oscar Britos
Letra de Alejandro Martino

 

               Querida Lucía:    
Comenzará a brillar   
lo que fulgura, crece y madura en la soledad.
Concluiré la cuenta,
tanta arena suelta y la fantasía de cruzar el mar.
Y vos junto a mí,    
Lucía,   
las notas del día que nos reconcilian con la libertad
cantarás.
Y, vibrando,
tanta pena mía en dos alegrías mutuas cambiarás. 
                           
               No me dejes más,   
               ¿dónde vas?
               No te alejes,
               quedáte acá.
               No lo dudes más,    
               ¿qué decís?   
               Si es por vos
               que quiero vivir.

               Sin la canción
               de mi Lucía,    
               perros en las vías, 
               niebla, barro y mal.
               Con tu canción,
               Lucía mía,
               luces que me guían,    
               luna, estrella, faro, amparo de mi soledad.

               
Intentaré aclarar   
lo que movido por mi voz de artista te confundirá.
Traduciré estas líneas
para que las dudas y malentendidos dejemos atrás.
Y vos junto a mí,    
Lucía,   
esta carta mía que nos reconcilia con la libertad
guardarás.
Y, vibrando,
tanta pena tuya en luz de alegría podremos cambiar: 

               No me dejes más,   
               ¿dónde vas?
               No te alejes,
               quedáte acá.
               No lo dudes más,    
               ¿qué decís?   
               Si es por vos
               que quiero vivir.

               Sin la canción
               de mi Lucía,    
               perros en las vías,   
               niebla, barro y mal.
               Con tu canción,
               Lucía mía,
               luces que me guían,    
               luna, estrella, faro, amparo de mi soledad.


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Carta a el indio

Vals
Música de Alejandro Martino y Oscar Britos
Letra de Alejandro Martino

 

Querido indio. Mi amor:
    ¿Qué cosa es lo que hará
     lo más sentido y lo más preciado difícil de hablar?
     Hasta la voz se quiebra,    
     me falta aliento y algunas palabras no puedo encontrar.
     Te quiero decir,   
     mi vida,
     que voy a escribirte unas pocas líneas para expresar
     mi amor.
     Y, si puedo,    
     un viejo misterio que me está llamando de la eternidad:   

                Si es que vos te vas
                voy con vos,
                no me importa
                a qué lugar.    
                Ya no dudo más   
                que mi hogar
                es con vos,
                o que no será.

                Si soy tu luz    
                vos sos la mía,   
                mano que me guía,
                fiel olor al pan.
                Si soy tu luz
                vos sos la mía,    
                indio que me guía,    
               “luna, estrella, faro, amparo de mi soledad”.

 

               
¿Qué cosa es lo que hará    
que me sienta triste y que llore tanto sin saber por qué?
Hasta la voz se quiebra,
me falta el aliento y en cualquier momento me largo a llorar.
Intento decir,    
Juancito,    
que estoy confundida, vivo algo remoto que no sé que es.
Es, tal vez,
que en mi llanto    
afloran las penas...  gritan las mujeres de la humanidad.

                Si es que vos te vas
                voy con vos,
                no me importa
                a qué lugar.    
                Ya no dudo más   
                que mi hogar
                es con vos,
                o que no será.

                Si soy tu luz    
                vos sos la mía,   
                mano que me guía,
                fiel olor al pan.
                Si soy tu luz
                vos sos la mía,    
                indio que me guía,    
               “luna, estrella, faro, amparo de mi soledad”.

                           Quereme mucho
                               Lucía

 

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La novela Bravía está construida
con letras de canciones.

Bravía
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Alejandro Martino