Reseña de Alejandro Martino sobre En la sección Música del azar de la revista Lea, N°10. Se trata del primer tomo de una obra monumental. Un estudio profundo y exhaustivo sobre el papel que le cupo al bandoneón en la historia del tango: protagonismo puro. Pero el bandoneón, como todo instrumento, es un objeto inanimado y el prodigio lo hacen sus intérpretes. De la producción musical de 260 (!) bandoneonístas de tango es de lo que trata la obra. Recordemos que entre ellos están Greco, Laurenz, Troilo, Plaza, Piazzolla, Rovira, Mederos y Federico. Este tomo incluye una primera parte donde se da cuenta de sus inventores y fabricantes y de la introducción en nuestro país. Se describe pormenorizadamente, pieza por pieza, el modelo preferido por los músicos de tango e incluye un panorama de docentes e intérpretes (1865-1998). La segunda parte está organizada en capítulos individuales, uno por cada bandoneonísta destacado, desde 1865 hasta Eduardo Arolas que da comienzo a la generación de 1910. Cada uno contiene las secciones: biografía, desempeño profesional, estilo interpretativo, referencias histórico-discográficas, nómina de composiciones, discografía y bibliografía. |
La prosa adopta dos modalidades. Es clara, sintética y rica en información en la primera parte, en las referencias histórico- discográficas, en las nóminas de composiciones y en la discografía. Sumando a esta característica la excelencia del proyecto (comenzado en 1967) y el rigor metodológico, Zucchi alcanza las cimas fijadas por Vicente Gesualdo y Carlos Vega. Mientras que en la otras secciones adopta un tono más anecdótico, novelado y extendido, con un vocabulario propio de la cultura del tango; acercándose así al estilo de los cronistas del género. Esta dualidad hace que el libro abarque un amplio abanico de posibles lectores. Hasta aquí el espíritu de la obra. En lo concerniente al cuerpo -al libro como objeto- éste parece no acompañarlo armónicamente. El formato (19,7 por 14 cm) es demasiado reducido. Las ilustraciones no están bien reproducidas y su pequeño tamaño hace que, en algunos casos, no cumplan con su función. Se desperdicia el altísimo valor plástico de los retratos dibujados por el propio autor y la tapa produce desencanto. Esta obra merece la calidad de edición de un libro de arte... porque lo es. Como es, también, uno de los trabajos más serios de toda la bibliografía del tango.
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