Homero por Horacio. Un libro de dos poetas.
Reseña de Alejandro Martino sobre el libro
Homero Manzi y su tiempo,
de Horacio Salas. Javier Vergara Editor. 334 páginas.

 

     Homero Manzi es Homero Nicolás Manzione y su tiempo fue la primera mitad del siglo XX. Nació en Añatuya, Provincia de Santiago del Estero, el primero de noviembre de 1907 y murió en Buenos Aires el 3 de mayo de 1951. Había cumplido cuarenta y tres años de edad y edificado una obra fundamental para la cultura popular argentina. Esta nómina, caprichosa y muy incompleta, lo demuestra: Milonga triste, Sur,  Malena, Barrio de tango, Che bandoneón, Romance de barrio, Milonga sentimental, Milonga del 900, El último organito, la revista Radiolandia, el guión de las películas La guerra gaucha, Su mejor alumno y Pampa bárbara. 

    Horacio Salas, poeta él mismo, ha logrando en este libro sobre Homero Manzi una obra robusta y sólida como un muro; que, si se nos permite continuar con la metáfora arquitectónica, podríamos describirla así:

    Cimientos y fundaciones: Ya en 1968 Salas había escrito Antología sobre su obra; es fácil imaginar la concentración y conocimiento que le proporcionó la tarea. Si a ello le sumamos los más de treinta años de perspectiva y reflexión y el hecho de compartir con Manzi el ámbito social, profesional e incluso político, las condiciones estaban dadas.

    Acopio de materiales: Acho Manzi, hijo de Homero, posee intacto el archivo personal de su padre así como su biblioteca, y en un acto de generosidad -que todos le agradecemos- accedió al pedido de Salas de publicar ciertos originales hasta ahora inéditos. En el tiempo transcurrido entre ambos libros Salas entrevistó a personas estrechamente vinculadas a Homero, entre ellas Arturo Jaureche, Hilda Manzione, Acho Manzi y Nelly Omar. Y sumó, a este ya basto acopio, su conocimiento y manejo de la mejor bibliografía. De ella tomó: referencias históricas para ilustrar la faz política de Manzi (revolucionario en la medida que puedo serlo como militante yrigoyenista devenido peronista); poemas y textos de otros autores para dibujar paralelos (son particularmente jugosas las confrontaciones con Borges y Arlt) y referencias al artista y a Buenos Aires. 

    Ladrillos y argamasa: Con esos materiales diseñó el libro mediante la inclusión de un número muy importante de citas textuales (las fuentes fueron debidamente mencionadas en notas al pie) cuya extensión alcanza, en algunos casos, varias páginas. Que cumplen, en nuestro muro, la función de los ladrillos. Mientras que sus textos -la argamasa- les dan la cohesión imprescindible. ¿Qué es más importante en una pared: los ladrillos o la argamasa? Evidentemente la construcción no podría realizarse si faltara alguno de sus componentes.

    Terminaciones: El libro está bellamente editado. Contiene tres cuadernillos en papel ilustración con fotos excelentes. Incluye un índice onomástico. La falta de una bibliografía completa le resta valor científico.

    Acaso, hilando fino, se pueda encontrar un aspecto poco abordado: el perfil técnico de la poesía.

    Lo dicho, Homero Manzi y su tiempo es un libro sólido como un muro, entretenido como una buena película argentina y entrañable como los tangos de Manzi.

 
La versificación en Manzi

     Homero Manzi prefería la rima asonante sin importarle que aparecieran en la misma composición uno o más consonantes rompiendo la homogeneidad.  La copla, estrofa de cuatro versos de formula abcb o ABCB, es la más frecuentada y, generalmente, los versos pares rimados son agudos y recurren a la rima en ó. También utiliza mucho las fórmulas ABBC o abbc, para combinarla con la siguiente estrofa, rimar los versos "c" entre sí y construir la octavilla; y la cuarteta (ABAB). Es muy común que modifique el planteo de la rima en una misma obra. En cuanto al metro de los versos, trabaja con los ineludibles octosílabos pero, cuando puede elegir, se inclina por los de arte mayor divididos en dos hemistiquios con cesura que impide la sinalefa. En orden de su preferencia: alejandrinos, dodecasílabos y decasílabos. Es mucho más estricto para medir los versos de arte mayor que los octosílabos. Llama la atención que no abandone la estrofa de cuatro versos aún en las formas musicales que se lo permiten.

    Haciendo abstracción de la cantidad de sílabas métricas, todas las otras características mencionadas muestran que -desde el punto de vista de la versificación- Manzi se encuentra muy emparentado con el modo de hacer de la poesía popular rural.

© Alejandro Martino