Prólogo de Alejandro Martino al libro de poemas Los límites de la soledad, de Héctor Gurvit. Un hombre quebrado por la pena se recluye. Solos solemos recobrarnos. Siente la muerte en cada una de las partículas sutiles de su ser. Siente la muerte como agua de mar anegando sus pulmones. Sabe que con este dolor la vida no le será posible y, acaso como último recurso, vuelve al agua. Se apega al mar. Como quien cuenta granos de arena, cuenta sus lágrimas. Como quien no puede dejar de nombrar hasta la última hora (él cree que estas son sus últimas horas) nombra quebrantos. Y escribe, escribe... Al cabo (el tiempo pasó inconmovible) comprueba que cada lágrima vertida ha dado lugar a una brizna de aire nuevo en sus pulmones y una mañana siente que ha vuelto a respirar. El hombre se llama Héctor Gurvit y, para honor de la poesía, la Editorial Tercero en discordia reúne aquí esos poemas.
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