Reseña de Alejandro Martino sobre En la sección Música del azar de la revista Lea, N°16. Chet Baker, el trompetista blanco de jazz cuyo estilo de interpretación podría tomarse como paradigma del cool de la costa oeste y cuya discografía va desde las primeras grabaciones con su cuarteto en 1953, hasta Broken Wing editado en Francia en 1979, ha escrito una serie de catorce textos a manera de memorias que de ninguna manera pueden considerarse una autobiografía. Baker ha dejado fuera de ellos el aspecto más importante de su existencia: su música. Y lo ha hecho en forma deliberada por considerar que ella no necesita más comentarios. Se ha detenido en rememorar sus trajinados años de servicio militar, sus amistades, mujeres, novias, esposas, lugares de trabajo y compañeros de escena. Todos afectados por su uso de las drogas. Así como las innumerables estadías en la cárcel, los juicios a que fue sometido y los hospitales que frecuentó. Superada la decepción que causa no poder ahondar en su pensamiento musical, rápidamente se adhiere a su particular estilo narrativo y el libro se torna entretenido y dinámico. |
Pero hay un escollo más: la traducción. La editorial la ha dejado en manos de Miguel Martínez-Lage que plagó el texto con tíos acojonantes, guapas chavalas que follan y se vuelan con maría, pobres músicos que no pueden más que esnifar gasolina, majos colocones, mamonadas, gilipollas, soplapollas y chaladuras. Hasta llegar a las profundas oscuridades de frases como “Los pesadísimos chanclos de plomo eran un coñazo.”, “Este tipo debe estar majara, me dije.” o “Los dos pasmas que me trincaron eran dos idiotas de tomo y lomo a los que solo les enrollaba joderles la marrana a los músicos.” He trascripto estos fragmentos, no sin cierta desazón, para que el lector argentino y latinoamericano evalúe si podrá transitar, movido por su amor al jazz, un libro escrito con este lenguaje. La calidad de edición es excelente. Se incluyen reproducciones facsimilares del manuscrito y una buena discografía. Próximamente la editorial presentará la autobiografía de Charly Mingus. La esperamos con mucha curiosidad, deseando que Mingus no se parezca tanto a Joaquín Sabina como Baker.
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