Veinticinco variaciones
sobre un tema de Augusto Monterroso
de
Alejandro Martino

22. SUEÑO EN EL BONDI


     Colgué el laburo y rajé para mi saca. —Ya son las seis —el bobo había avisado. Cambié de pilcha, peiné las crenchas y ya en la yeca me sentí más aliviado.

     El bondi diez chapé en la esquina ’e siempre. Pensé en el mate que tanto merecía, los bizcochitos, la vieja y, al lao ’e la vía, en mi ranchito del rioba suburbano.

     —Un día ’e suerte —me dije para adentro, cuando madam dejó el asiento libre. Lo caché yo. ¡Uy Dió me libre! ¡La pucha si habré estao cansado! Que en un minuto pianté pa’ la otra vida, la de los sueños y el tiempo revirao.

     Allá en el sueño las cosas son distintas. Ya no hay razón que explique lo vivido. Patas pa’rriba el reino e los sentidos y el corazón te late despistado.

     Un bicho enorme casi me morfa entero. —¡Un dinosaurio! —gritaba uno que sabe, y yo pianté a esconderme en una cueva, hasta que el bicho olvide o se dispare.

     La oscuridá del mundo ’e las cavernas ni a mi enemigo deseo por un rato. Yo me asusté de verlo todo negro, de mal en pior, temblaba. ¡Qué mal trato!

     —Oiga don, ¿se baja o lo bajamo? —me matonió embroncao el colectivero. En la terminal estábamos parados.

     Recién ahí manyé que todo es sueño. La cueva, el yugo, mi vieja, el dinosaurio.

     —Oiga don, ¿se baja o lo bajamo?

     —Me bajo yo, no bronque al cuete. Vivimos en un sueño revolcados.


© Alejandro Martino